Una mirada al masaje tailandés

Written by Marianne Blanco

Buscamos a Jacqueline Luque, psicóloga, practicante y estudiante de yoga y experta en masaje tailandés para que nos explique qué características tiene este tratamiento, cuáles son sus beneficios y otros detalles que, si eres amante de los masajes como nosotras, te van a interesar y tal vez te animes a probarlo.

El mundo del masaje es, como los demás oficios y profesiones, vasto y complejo, así que en este espacio trataremos de contarte los detalles más destacados de este arte. La experiencia del masaje tailandés es inolvidable. Por momentos sentimos que estamos haciendo yoga sin hacer esfuerzo y en otros descubrimos maneras alucinantes de doblar y estirar nuestro cuerpo que pueden resultar reveladoras. Es profundo, penetrante pero a la vez te sientes suave como una seda y engreída como una niña (o un niño dependiendo del caso). Es sencillo: no hay que sacarse la ropa y solo necesitas un espacio para un colchón en el piso, y tiempo y tranquilidad para disfrutarlo. Te invitamos a descubrir el masaje tailandés en esta entrevista que le hicimos a Jackie Luque.

Por Marianne Blanco

¿Cuál es el origen del masaje tailandés?    Se origina a partir de la expansión del budismo que fue desde la India al Sudeste asiático. Ganó mucha popularidad en el pueblo tailandés donde se extendió rápidamente. Se atribuye su creación al médico personal de Buda, Shivagakormapaj que lo creó con fines especialmente curativos. Recibió mucha influencia del Ayurveda (que quiere decir la “Ciencia de la Vida” en sánscrito, antigua lengua de la India) y de la medicina tradicional china, debido a su ubicación estratégica entre India y China. A esto se incorporaron posturas y movimientos del yoga.

¿Qué diferencia al masaje tailandés de otros masajes?    Es un masaje sencillo, sobrio. No requiere del uso de aceites ni de camilla, ni que el paciente se desvista. Es dinámico y variado y puede resultar entretenido por la variedad de posturas. Desde afuera puede parecer un masaje de bastante contacto físico, pero este masaje trabaja también sobre diez líneas de energía conocidas como “sen”, que tienen gran similitud con los meridianos de acupuntura y los nadis del Ayurveda. Esta es la parte más sutil del trabajo. El dador del masaje gestiona la respiración, coordinando cada pase con la inhalación y exhalación. Ello facilita la concentración, la relajación y el buen uso de la energía.

¿Cómo es la preparación de un masajista tailandés? Un masajista debe tener estudio teórico y práctica constante e integrar ambos. El conocimiento de anatomía es fundamental, pero tal vez lo es mucho más el interiorizar las formas, la dirección, las funciones y las estructuras corporales. Es importante estudiar las líneas energéticas, los cuatro elementos presentes en el cuerpo, el entrenamiento en respiración abdominal y profunda, en posturas, la concentración, la fortaleza y la sensibilidad del tacto. De hecho el yoga ayuda un montón, porque es la mejor manera de adquirir todo esto y especialmente conocer tu propio cuerpo, limpiar tu mente y refinar tu sensibilidad. Así eres consciente de que el ser humano con quien vas a trabajar es sagrado y haces tu trabajo desde un espacio de atención y respeto.

¿Cómo reaccionan tus clientes al masaje? Algunos se sorprenden de su propio cuerpo, porque encuentran dolores en zonas impensables donde acumulan tensión sin ser conscientes. El masaje tailandés te ayuda a conocer tu cuerpo, es como un yoga asistido. También se sorprenden del trabajo energético del masaje. Algunos pacientes me comentan que sintieron vibraciones o vieron colores durante la terapia. El trabajo también puede hacer aflorar contenidos emocionales muy profundos retenidos en el cuerpo. En esos casos el masaje suele ser muy sanador. También están aquellos que no sienten nada o que tal vez esperan que algo mágico les suceda (risas).

¿Qué beneficios tiene este masaje?  Son muchos los beneficios del masaje thai:  aumenta la conciencia de sí mismo; silencia la mente, lo que te da mucha paz; favorece la concentración y la claridad mental; crea consuelo y sanación; mejora la flexibilidad de los músculos, ligamentos, tendones y fascias; desbloquea toxinas atrapadas entre los tejidos y las articulaciones; combate el dolor de cabeza y los dolores de espalda; funciona como antidepresivo y anticolérico y sensibiliza profundamente. A nivel sutil, el masaje tailandés activa el flujo de energía, lo que libera los bloqueos energéticos que pueden ser psíquicos o emocionales; a nivel físico, descontractura y produce la diseminación de endorfinas por todo el cuerpo, las cuales alivian dolores y producen bienestar.

¿Como masajista hay beneficios para ti cuando das estos masajes?  Me ayuda a meditar, a encontrarme en mi propio espacio de silencio interno, a alinearme con el ritmo pausado de la naturaleza y a elevar mi frecuencia vibratoria. Lo puedo sentir y con ello viene paz y claridad mental.

¿Cómo proteges tu cuerpo?  Con el yoga y la meditación. Acostándome temprano y levantándome muy temprano. Comiendo sano y lo suficiente. Entonando el mantra al Gurú del masaje tailandés, Shivagakormapaj, para que traiga salud y bienestar a mis pacientes. Y descansando luego del masaje.

¿Con qué frecuencia deberíamos recibir masajes?  Si bien en Oriente la gente se da masajes hasta dos o tres veces por semana, en el Perú puede resultar “demasiado” porque no hay una cultura del cuerpo y sus cuidados. Entonces lo recomiendo por lo menos una vez al mes para que te sientas más  flexible. Y en el caso de deportistas, este masaje los ayuda a enfrentar mejor las lesiones, a superar el dolor, evitar las contracturas y en general para mejorar su rendimiento.

¿Hay algunas personas que no deberían recibir este masaje?   El masaje tailandés se adapta a todas las personas, sin importar la edad o el sexo. Sin embargo, hay algunos casos en los que no se debe recibir este masaje: cuando el paciente sufre descompensación cardiovascular; los que padecen de osteoporosis; durante el embarazo; cuando existen enfermedades agudas o enfermedades reumáticas en períodos agudos; cuando hay arteriosclerosis; estados febriles; tromboflebitis, osteomielitis o cáncer (salvo que tenga permiso médico). Si el paciente tiene contracturas crónicas les sugiero fisioterapia, puesto que esta es localizada.

¿Los pacientes te pueden pedir más fuerza o suavidad en el masaje?  La comunicación es ideal al principio y en algunos momentos claves del masaje. Siempre pregunto cómo prefiere el toque: fuerte, medio o suave. Y les pido me avisen durante el proceso si desean menos o más presión o fuerza en el estiramiento. Especialmente a los varones, muchos de ellos se sienten avergonzados de reconocer el dolor frente a una mujer. Por eso, a pesar de lo que pidan, debo siempre tomar en cuenta la edad y condición física. Algunas personas no son muy conscientes de su cuerpo y piden más fuerza en los pases. Una vez una paciente me pedía más y más fuerte, al día siguiente tuvo mucho dolor y no vino más. En estos casos, siempre les advierto que es como hacer ejercicio físico, los días posteriores al masaje puede haber dolor, especialmente en personas sedentarias.

¿Hace cuánto te dedicas a esto y por qué te gusta hacer estos masajes? Hace tres años que me especialicé en Masaje Tailandés. Antes hacía masaje antiestrés pero sentía que faltaba el manejo energético y la devoción, que hace que todo tenga sentido en la vida. Me gusta el masaje thai porque es justamente eso, devocional y ello permite que la relación entre dador y receptor sea una totalidad. De hecho, el masaje tailandés se practica sobre la base de la unidad universal y el “metta”, palabra en sánscrito que significa amor bondadoso. Por eso el masaje tailandés no es solo salud, es también un lenguaje del alma. La pauta de vida me la da el yoga: me completa la existencia y esto se refleja en mi trabajo con los demás.

¿Cuánto tiempo dura uno de tus masajes y qué incluye?Aproximadamente 80 minutos. Incluyo una breve meditación antes del trabajo en sí. El masaje tailandés es una experiencia diferente y está muy lejos de ser un “amasamiento” de músculos. Más bien, mediante movilizaciones y estiramientos libera articulaciones y, a través de la digitopresión (presión de determinados puntos con las yemas de los dedos), activa las líneas energéticas del cuerpo. Con esto se benefician músculos, tendones, fascias, huesos, órganos, fluidos, tejidos y el cuerpo energético.

¿Dónde estudiaste y cómo te sigues capacitando?  Aprendí la técnica con Elena Flores, una maestra mexicana formada en el Hospital Tradicional Tailandés de Chiang Mai, que vino a dar un curso formativo en dos niveles. Me ayudó haber tenido conocimientos previos en masaje antiestrés. Leo, investigo y miro videos para seguir aprendiendo. El complemento principal han sido cuatro años de práctica de meditación Vipassana y tres años de práctica diaria de Ashtanga Yoga. Actualmente, estoy recibiendo un Instructorado en Kundalini Yoga y una formación de sanación Sat Nam Rasayan.

¿Qué sueños y proyectos tienes como terapeuta?  Creo que llegará un día en que no seré más masajista y me dedicaré a la parte energética. Estudié Psicología, sin embargo un día me dije “quiero trabajar con las manos, hacer reiki o sanación”. Fue así como comencé estudiando masaje antiestrés y luego fue llegando todo lo demás: la meditación, el masaje thai, el yoga, etc. Meditando y haciendo yoga conocí mis retos mentales. Ashtanga Yoga me ayudó físicamente a abrir el pecho, lo que energéticamente significa abrir el corazón, abrirse a la intuición y destapar todas las cualidades femeninas. Se me abrieron muchas y cada vez más lindas posibilidades y formas de ver la vida. Muchas cosas buenas llegaron a mí. Entonces, me estoy volviendo fuerte mental y físicamente para ser un instrumento de paz. Con el masaje y con la meditación quiero irradiar paz a los que me rodeen y que esa paz les haga ver su luz interna y los despierte. Los maestros de yoga son así, me gustaría ser como ellos. Para mí, Kundalini Yoga es la Madre y la Meditación es el Padre. Necesito de ambos, el desarrollo de los aspectos, masculino y femenino en mí. Integrar el corazón y la cabeza. La devoción y la mente neutral es el desafío en esta etapa de mi vida.

Dime ¿es sencillo hacernos automasajes? ¿Lo recomiendas?Totalmente. Automasajes, masaje a tu pareja, a tus hijos, a tus padres… Déjate llevar por tu intuición… ¡Es más sabia que los libros!

Más información:
Masajista: Jackeline Luque (Yaki)                                                                 Cel: 943 569 784                                                                                         Correo: yaki.luque@gmail.com                                                                          FB: Yaki – Masaje Tailandés
 

About the author

Marianne Blanco

Marianne es una periodista especializada en temas de salud, vida sana, terapias alternativas y yoga con 23 años de experiencia en Tv, prensa escrita y prensa online. Investiga constantemente sobre estos temas y ha llevado talleres de nutrición, meditación, Terapia Cráneosacral, Nueva Medicina Germánica, Masaje Terapéutico Ayurvédico, radiestecia, medicina ayurvédica, y mucho de yoga, entre otros. Es profesora certificada de hatha yoga, ashtanga, yoga terapéutico, yoga para niños y se prepara para una certificaciión en Iyengar Yoga. Sus pasiones son su familia y leer, investigar y difundir. Es cocreadora de la página web "Mantras Urbanos, Tu Guía Holística

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